El ser humano ha evolucionado hasta contar con las estructuras biológicas actuales que le permiten conocer el medio ambiente que lo rodea, del cual él mismo forma parte.
El conocimiento que permite la adaptación del ser humano a su entorno, lo aquiere a través de los procesos cognoscitivos, o mejor dicho "el proceso cognoscitivo", para su explicación, comprensión y clasificación, se ha dividido en tres grandes rubros: percepción, aprendizaje y pensamiento, íntimamente ligados y que se afectan entre sí (Forgus, 1977).
El proceso básico en el desarrollo cognoscitivo es la percepción, que es la extracción de información del medio. Como todo proceso, consta de una serie de etapas sucesivas que no pueden omitirse, por que el objetivo de extraer información sería imposible. En esta definición se enfatiza el término "extracción" que tiene un significado activo, ya que el organismo no sólo capta de forma pasiva los estímulos del medio ambiente, sino que cuando la información es pobre, débil o difícil de percibir, pone en acción varios mecanismos para obtener esa información de manera activa.
Para comprender la naturaleza de la percepción es importante notar la diferencia enre el concepto de estímulo y el de información. Estímulo es cualquier cambio de energía capaz de excitar a un receptor. Si las energías del medio físico (luz, sonido, temperatura, presión, etc.) se mantienen constantes como en los experimentos de aislamiento sensorial, la información desaparece.
Imagínate en un traje de neopreno de buzo, con los ojos vendados y la mucosa de la nariz adormecida por una sustancia anestésica, flotando a temperatura constante dentro de un batiscafo, una esfera metálica sumergida en el mar. Al principio sientes la textura del traje, la temperatura del agua donde fuiste sumergido, la posición de tu cuerpo, etc. y mas tarde... nada. Los estímulos han permanecido constantes, ya no sientes la textura, no ves nada, no puedes oler, no sabes donde es arriba o abajo porque estás flotando, y lo esférico del batiscafo te impide percibir la fuerza de gravedad, no oyes... no hay cambios de estimulación... no puedes extraer información... ¿hay algo más parecido a la muerte? Esta situación de aislamiento sensorial se puede lograr con el simple hecho de mantener las condiciones estimulantes constantes. Entonces es fundamental que la energía del medio ambiente sea cambiante para producir estímulos. Otra condición de los estímulos es que deben tener la capacidad de excitar a un receptor, o de provocar una respuesta. Es de todos conocido que el silbato de alta frecuencia que usan los entrenadores de perros no puede ser escuchado por los humanos. El cambio de energía que producen estos artefactos es estímulo sólo para perros, pero no para el ser humano, ya que él no tiene la capacidad física y biológica en sus receptores auditivos para responder a sonidos de frecuencias superiores a 20 mil c/s, que emite este tipo de silbato.
Ante la miríada de estímulos que afronta el organismo, sólo responde a unos cuantos que le son importantes para conocer su medio ambiente y adaptarse a él. La diferencia entonces entre información y estímulo es la provocación de respuestas. Si un estímulo con capacidad para excitar a un receptor está presente pero no llega a ser percibido, se queda en calidad de estímulo; si por el contrario es percibido y provoca una respuesta, se convierte en información.
Ronal Forgus (1972) señala cuatro etapas por las que atraviesa el proceso perceptual: entrada o estímulo, transducción sensorial, actividad intercurrente del cerebro y salida o respuesta. El proceso se inicia con un estímulo o entrada de energía de valor umbral. Los límites entre sentir o no sentir se denominan umbrales. Si un estímulo tiene un valor fuera de esos límites o umbrales no habrá sensación.
Para percibir el sonido, el ser humano tiene un rango de valores de intensidad comprendidos entre cero y 120 decibeles y entre 20 y 20 mil ciclos / segundo de frecuencia. Fuera de esos límites no los puede percibir. El umbral absoluto inferior es la mínima cantidad de energía necesaria para excitar a un receptor (cero decibeles para la intensidad o 20 c/s para la frecuencia). El umbral absoluto superior es la máxima cantidad de energía que provoca respuesta en un receptor, después de este límite se destruye el receptor o se deja de percibir (120 decibeles para la intensidad o 20 mil c/s para la frecuencia). Cada modalidad sensorial, visión, audición, tacto, olfato, etc., tienen sus límites o sus umbrales.
¿Cuántas veces has sentido que la mercancía que te venden realmente pesa lo que marca el comerciante, y cuántas has creido que pesa menos? ¿Has notado que los anuncios comerciales de la televisión cambian de volumen con referencia al programa que estás viendo? Para poder contestar a estas preguntas tendrás que hacer comparaciones entre algunos estímulos, y que éstos tengan una diferencia que pueda ser percibida. El umbral diferencial es la mínima cantidad de diferencia entre dos estímulos que puede ser notada. Es la diferencia apenas notada (DAN), o apenas percibida (DAP), necesaria para hacer juicios sobre la diferencia que existe entre los estímulos.
Transducción sensorial es la segunda etapa del proceso perceptual; se lleva a cabo directamente sobre el receptor sensorial especializado, y transforma la energía que recibe el impulso nervioso. Las energías que el organismo puede recibir son: mecánica, a través del tacto; el equilibrio y el sentido cenestésico que nos indica la posición de nuestro cuerpo; la energía lumínica por los ojos; la energía química por el olfato y el gusto, la energía térmica por los receptores especializados de la piel. La energía eléctrica puede estimular a cualquier receptor y la energía atómica a ninguno. Los tipos de energía que llegan a los receptores tienen que ser transducidos, es decir, cambiados a impulsos nerviosos, proceso que se realiza directamente en el receptor. El organismo sólo puede interpretar mensajes en el impulso nervioso de energía eléctrica que se generan como resultado de un cambio bioquímico dentro de las células nerviosas.
La actividad intercurrente del cerebro es la que permite que el estímulo convertido en impulso nervioso se analice, compare, clasifique, almacene y por último se mande en forma de respuesta a un músculo efector.
Salida o respuesta es la última de las etapas cuando se da una respuesta perceptual o experiencia.
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